jueves, 30 de septiembre de 2010

TERAPIA PRIMERA.

El mejor día de mi vida.

Cuando me levanto sé que voy a pasar el mejor día de mi vida. Empiezo desayunando una mirada de buenos días que me brindas al vernos pasar y acompañas el momento con una sonrisa que brilla en mis todavía ojos de dormido.

Al mediodía conversamos convirtiendo nuestras palabras en sinfonías tan perfectas como el sonido del mar. Y al mar te llevaría para escribir nuestros nombres en la arena con tanta seguridad que ni la propia lluvia podría borrarlos jamás.

Corremos el uno detrás del otro parando el tiempo a nuestro alrededor. Que ni siquiera existamos para el mundo, que el mundo solo exista para nosotros. Que no nos vea nadie porque yo solo quiero verte a ti. La ciudad es nuestra, nosotros de nadie.

Jugamos a mirarnos, a mirarnos para siempre, buscando la soledad para que ni el aire hable de nosotros. Protagonistas del mejor día de mi vida, y de la tuya, acabando con los sueños porque se están convirtiendo en realidad.


Atardece al parpadear, te dejo la chaqueta y mientras cae la noche te conviertes en la oscuridad perfecta. Me dejo llevar, lo cercano se hace eterno, la eternidad dura un instante. Ese instante toda una vida.

De madrugada me asomo a la ventana abrigado por la fría brisa marina. Ya no estás, pero mirando al horizonte te veo reflejada en una estrella, tú debes ser mi estrella. Entonces te sonrío, te doy las buenas noches y me voy a dormir. Feliz, muy feliz, porque sé que a la mañana siguiente, cuando me levante, pasaré de nuevo el mejor día de mi vida.

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