sábado, 28 de mayo de 2011

AMISTADES PELIGROSAS

 Francis
"Cuanto más callado, más te quieren escuchar"


Estábamos en el concierto de un tal Ferreiro en una perdida localidad de la región de Murcia. Francis componía mientras yo desafinaba; y la ciudad amenazaba con dejar caer la lluvia a nuestros pies. Aquella noche Francis volvió a reprimirse, como muchas otras. La rubia de sonrisa infinita le trastornó el intento de creer ser alguien especial. Y así quedó, frustrado ante la irónica mirada del mundo entero, como si las termitas de su organismo estuvieran acabando lentamente con su cuerpo.

Era paradójico su forma de ser, alguien que se enamora perdidamente y no se deja querer. Le dije que fuera él mismo, y empezó a desvestirse delante de la gente. Asustados, corrieron todos intentando olvidar semejante imagen, hasta que quedamos solamente dos: una bonita chica invisible de perfil y un enfermizo servidor (pidiendo a gritos un “quítate la ropa” un tanto alentador).

En fin, que a Francis ni Castellines le quedó, porque por mucho que la llamase, entre mudos y sordos no avanzamos. Pero bueno, cuanto más callado, más te quieren escuchar. Y precisamente al escuchar, fui consciente de que desnudarse no estaba tan mal, y que sería imposible morir de frío con todo el calor que Francis tenía por entregar. 

La historia es así, un joven vagabundo condenado a la soledad, se le caen las alas y se desvanece a medida que el polvo del ambiente le penetra en las pupilas. Será el único polvo que pueda saborear, la única penetración de la que podrá tristemente presumir. 

Era de los típicos gigantes que no previó cuál sería su modelo de vida, y vio muy complicado seguir a esa masa tan unísona, aquella en la que se giran todos al grito de “gilipollas integral”, aquella a la que algunos llaman sociedad. Y se desintegra moralmente en una habitación con poca luz, mientras un pequeño ventilador va secando el sudor de ese cuerpo que parece inerte, como las piedras de su corazón. Descarga su ira contra las paredes, incluso contra su rostro, al que culpa de todos los problemas que no le dejan dormir, que no le dejan avanzar. 

Francis estaría muy vivo en un siglo anterior. Y ahora cree estar más muerto que sus entrañas. Pero los muertos son los de alrededor, aquellos que se rieron alguna vez del fervor de su esencia. Vuelve a componer, yo a desafinar. Salimos a la calle cantando melodías inventadas, volcados a conseguir esos sueños que siempre nos propusimos ante las miradas de incertidumbre de un pueblo que permanece inmóvil. Entonces ya no hay rubias que trastornen, termitas que devoren ni marsupiales que se alejen por culpa de un desnudo. Solo queda una vieja cinta a la que le cuesta rodar, un tal Kurt que nos acompaña y una frase que empieza a dibujarse: Aquí huele a espíritu de amistad.

miércoles, 25 de mayo de 2011

EL ESPEJO AJENO 4

El daiquirí de madrugada 

 "Es más importante levantarse con alguien que acostarse" 



 Las madrugadas de hielo le recuerdan a aquellos amaneceres fríos que solo servían para romper algún que otro sueño erótico que estuviera teniendo. Él por las noches se aburría y tendía a divertirse solo. Al fin y al cabo es lo mismo reírse de todo que llorar por nada.

Él no nació de madrugada, pero tal vez ella sí. Ella, una chica que ambienta la noche de frescura brisada de sabor a su entrepierna. Y luego le da por escribir. Él en cambio prefiere dormir, llenar su vida sin sentido en un colchón que huele a muerte, y estremecerse sin pena ni gloria contra una almohada que compite por ser lo más duro de esa insensata oscuridad.

Madrugar nunca se le dio bien. Recurría al viejo truco de usar anti-ojeras para disimular la deslumbrada noche que había dejado atrás. Bajaba los escalones de su patio interior y buscaba fumarse un cigarrillo, y que la luna se centrara en su cara de pena, aquélla que cada sábado noche disfrutaba como un idiota de precoces sacudidas, sin tener en cuenta que ella estaría en su hogar, peinando un pelo tan brillante como las lágrimas que se resbalaban por su rostro en ese instante.

Y es que únicamente piensa en una cosa (pues como todas las personas) en algo que le quite el sueño y a la vez solo sueñe con ello. Los pensamientos son una forma de modelar una realidad virtual. Lo virtual se puede soñar. Y los sueños hacerse realidad.

Las madrugadas siempre son oscuras, pero es cuando más claro se ve todo. De madrugada ocurre lo inesperado, lo que nunca pudo ser real y al final fue. Aquello que soñó que se haría realidad. Por eso los sueños dejan de serlo de madrugada: se inventa la realidad, se inventa su propia historia. Pero al final un sueño es un sueño porque solo sirve para soñar.

Él consiguió su sueño y dejó de soñar con ello. Vuelve a estremecerse y a fumar. Vuelve a aburrirse y a buscar alivios en la oscuridad. Ella nunca pensó que soñaría con algo que antes no le quitaba el sueño. Vuelve a nacer de madrugada y a escribir. Vuelve a peinarse y a llorar.

Y de nuevo comienza el ciclo de la tristelicidad. Él se  tumba bajo la penumbra de la luz de la luna y bebe un daiquirí afrutado de pensamientos interminables, que acabarán pasando sin sentido por un maremoto neuronal que no sueña con aquello que quiere por miedo a que se haga realidad.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Microrrelatos Para Micropersonas


La viuda y su marido

No había consuelo para aquella viuda que lloraba desconsolada. Estaban en el funeral ella y las cuatro amantes que había tenido su marido. Las cinco formaban un mar de lágrimas que ninguno de los allí presentes quiso perturbar. Los había que, de tanta confusión, optaban por reír a limpia carcajada. 

El más valiente fue a la viuda y le preguntó: "¿Cómo es que lloráis todas si su marido compartía en secreto tantas amantes?" La viuda, indignada por la pregunta y señalando a un hombre que se encontraba a escasos metros, respondió: " ¡Ninguna de nosotras pensó nunca que mi marido pudiera ser homosexual!

lunes, 16 de mayo de 2011

Efemérides Efemérides

Siempre y nunca

"Si piensas en alguien, haces el favor de convertirlo en inmortal"


Estaré una décima de segundo conmemorando una fecha como la de hoy, recordando día tras día desde tu elixir de juventud hasta que juraste que no te irías mañana, que no te irías jamás. Lo mejor de nuestra vida ocurrió antes de que saliera el sol, cuando nos dio por engancharnos a una señal de bus y contemplar los relojes en la oscuridad. 

Me entregaste las puertas abiertas, esperando nada, sentado al borde de ti, al borde de tu piel. Y escalé la última montaña haciendo eco de la alta tensión que se produjo. Y me dejaba llevar por ti, en  aquella desordenada habitación que se encontraba a medio camino de un lugar perdido.

Después de aquel duelo salvaje, allá en la enormidad nadie oía mi voz. Y allí donde con los ojos cerrados, silencio, brisa y cordura, allí yo quise estar mejor. Pero si me das a elegir entre toda esa grandeza, me quedo contigo, aunque asustado estoy, no entiendo mi sonrisa de ganador.

Como hasta hoy me dio por perseguir sombras en el sitio de mi recreo, con la luz de cruce fundida a causa de la ansiedad. ¿Dónde te llevó la imaginación? Eras tan triste que pusiste precio a tus besos y nadie te pudo parar. Pero haz el favor y vístete, está lloviendo en la ciudad.

Pero, ¿qué digo de triste? Si eras como un ángel caído soñando con las calles de Madrid y tu hogar en cualquier sitio. Aunque llegó que caminaste sin volver atrás, la fórmula de un círculo sin fin. Entiendo que tuvieras que correr, ¿quién pudo ir contra ti? Nada de un monstruo de papel, nos vemos en el Penta a eso de las tres. Intentaremos que al menos hoy, tu cabeza vuelva a dar vueltas persiguiendo a tu chica de ayer.

domingo, 8 de mayo de 2011

AMISTADES PELIGROSAS

Abertis



Recuerdo cuando estábamos allí, donde todo el mundo sueña con estar alguna vez. Era un sitio divertido, la música era femenina y el ron se servía con limón. Christinita tocaba lentamente su “Eva enamorada” en aquel lugar tan cercano a la playa; yo le cogí a Abertis por el hombro y le canté al oído que yo debía desaparecer, simplemente porque no había nada que esconder. 

Nunca me importó que se encaprichara de lo más idiota. Además, él mismo era idiota. Pero esto nunca se lo digáis; es divertido, confiado y huele a madrugada mareada por culpa del alcohol. A Abertis le vino todo muy deprisa, por eso la facilidad de poder manipularlo era un orgasmo personal a la vista de cualquier mente demente, como la de un fetichista servidor.

No me incomodaba que se metiera en mi cama más tarde de las diez. Estaba quebrado por su propia confusión  y no sabía qué hacer: si publicitarse al mundo como un estúpido gilipollas o dejarse engañar  por la más mínima piel que le propusieran falsamente conquistar.

Abertis soñaba con rozar el cielo y parar el tiempo. Y Christinita seguía sonando en su habitación, mientras delante del espejo se consumía abatido por su mano. Su tristeza en el balcón, y Castellines que le llama “Amor”, pero nadie lo quiere, es como un pequeño ruiseñor herido por la guerra, y se quiebra despacito, mientras alguna que otra chica bebe de la sed de un Abertis que se desvanece ante los aullidos de la gente.

Descubrió que el amor es temporal cuando nunca fue capaz de enamorarse. Ellas eran guapas, delgaditas y morenas, pero no sabían volar, y a la hora del despegue no había nadie que fuera capaz de acompañarlo. Y cuando se siente solo comienza lo peor. Se desnuda y se acurruca mordisqueándose las rodillas. Se balancea y susurra: “Que alguien llegue hasta aquí por favor, que alguien llegue os lo suplico”, mientras su rostro se humedece por unas lágrimas que aún nadie ha sido capaz de contemplar.

Abertis no tenía prisa por crecer, o eso  se palpaba en el aire de la calle. Podía tratarse de un farol, pero la verdad es que nunca tuvo las de perder. Desconozco si le gustaba el Martini, y no sé nada de su sexo anal. Y es que por mucho que se pusieran a comentar, él se manifestaba enseñándole el culo a los demás. Todos tienen cara de culo supongo, y nunca quiso ser menos en el mundo éste de los curiosos y gigantes ojales catastróficos.

Y volvemos a viajar al lugar de la música del color del arcoíris, Christinita espéranos, pronto perderemos el control. Hacía sol y no recuerdo un día mejor. Éramos dos vidas que por mucho que acabaran seguirían siendo eternas. Y corremos, ¿dónde vamos? Nos perdemos. Importará poco el lugar, el tiempo o la distancia; porque nuestras tonterías serán lo principal. Nos han tomado por tontos, y nos encanta serlo. Tonto tú, tonto yo. La risa se contagia al resto de la humanidad, y eso me gusta. ¿Te das cuenta Abertis? ¡Somos los más tontos que existen sobre la faz de la tierra!

viernes, 6 de mayo de 2011

Rutinas ascendentes

Los superhéroes

"Allí estaba la experiencia, preparada para ser escuchada por aquellos"



-¡Qué agradable sorpresa! Pase, pase, no le voy a negar la entrada el día de su aniversario; por mucho que la madrugada cante por tercera vez.

-Perdone la interrupción, pero sí, son ocho meses los que han pasado desde aquellas primeras rutinas, las nostálgicas terapias y aquellos depravados antecedentes.

-¿Y qué tal? ¿Se siente mejor?

-Ocho meses no es nada, dos años y cinco meses es más, y 56 años ya ni le cuento.

-¿A qué vienen esas cifras?

-A las circunstancias de la vida.

-Pero, ¿de qué vida?

-Bah, yo que sé. La de algún superhéroe supongo, como Superman, Flash, Robin o el capitán América.

-¿Qué? Usted me está hablando de superhéroes muertos.

-Exacto, todos y cada uno de ellos.

-Le pido que no se trastorne el día de su aniversario. ¿No va a pedir ningún deseo?

-Claro que lo voy a pedir, ya que me lo concede. Deseo que el abuelito se ponga bueno, y que siga adelante.

-Le he pedido que no se trastorne. Le recuerdo que usted no tiene abuelito.

-Ya lo sé, no soy idiota. Hablo del abuelito de un amiguito, que está pachucho y débil.

-Ojalá le puedan otorgar ese deseo, que para superhéroes muertos no ganamos.

-Yo tengo nombre de videojuego y no me quejo, por muchas vidas que me quiten siempre puedo reiniciar.

-En la vida real, si reinicias, quizás no te vuelvas a encender.

-Somos actores de nuestra propia metaficción. Todo el día buscando al protagonista principal y usted me dice que esto no es un videojuego. Voy a darle al pause, necesito pensar.

-Vaya usted con Dios.

-Y usted con Super Saiyan.

lunes, 2 de mayo de 2011

TERAPIA OCTAVA

La princesa del Renault

"Hay días que son para siempre, hay siempres que se recuerdan todos los días"


Hubo un tiempo en el que pudimos respirar la libertad de no tener que dar ni una sola explicación. Donde guardábamos en castillos de cristal los sueños de una noche como la de hoy. Los días que pasamos reclamando la justicia, la razón de aquéllos que no podían estar juntos como lo estábamos tú y yo.

Un tiempo que se desvanecía al son de los tambores de la represión, mientras los niños jugaban en las calles y nosotros dábamos vida al asiento de atrás del viejo Renault Gordini del bueno de tu padre. Fue entonces cuando alguien nos quiso despertar. Ya ni siquiera había niños en el parque. Ya ni siquiera había parque.

No, esos no eran buenos tiempos. Y las pesadillas porque tu padre ya no volvió. Y los tambores que alborotaron una fábula de amor. Como las nubes y empieza a llover, parábola de la que no hay aclaración, incendio en el alma, un corazón que acaba abrasado del terror. Y no te despediste, no, y por la noche, desde mi ventana, nada más brilló.

Hubo un tiempo en el que la historia la escribíamos los dos. Donde los percusionistas se alborotaban al dejar sus tambores silenciar. Los días que nos acordamos de tu padre, los días en los que no pensabas en marcharte. Ahora te tomas un café, aunque el doctor te lo prohibió, y toses con disimulo. Te recuerdo algún que otro beso perdido en la infancia y maldigo de nuevo a quién nos hizo impotentes de querernos para siempre. Y pronto llegará tu despedida, la segunda y definitiva, y hasta el infinito y más allá.

Buenas noches princesa del valor, hoy por fin tienes tu libertad. Sonríe porque los niños vuelven a jugar. Vuelve a salir el sol. Este es nuestro último aliento, recordando a viejas glorias en un viejo Renault.