LA CHICA QUE CANTA EN EL CORO DE LA IGLESIA
No dudes.
Salta y no preguntes.
Deja que el viento te trate como un pájaro y planea sobre el cielo
azul.
Y píntalo de colores.
Ponte
un vestidode verano o levántate la falda.
Besa
bajo la lluvia.
Bailemos
pegados el Wonderfull tonight de Eric Clapton.
Cenemos
en un vegetariano y háblame sobre el maltrato animal, el no a las
drogas, reciclar y que el mundo siga girando sin frenos.
Tener
sexo seguro borrachos de amor y hasta arriba de endorfinas.
Música
celestial y bienvenidos al paraíso.
Aullemos
a la luna, lobo hombre en París y saciar la sed con tu saliva.
Regálame
más despertares, cocinemos cosas con Nutella
y bebamos en los bares el amor correspondiente a contarnos todo tipo
de detalles.
¡Eres
tan preciosa!
Canta.
Canta conmigo en el coche, elige la canción que más te guste y
acuérdate de mí cada día que la escuches.
El rock de los sesenta ya hablaba sobre ti.
No lo dudes.
Salta y no preguntes.
Deja que me escurra y absorba tus mil heridas.
Tus cicatrices también serán las mías.
Yo me inclino sobre ti, saboreo la piel de un ave y gritas que no hay
nadie más aquí, en el mundo, que solo somos tú y yo, y mi lengua
se ha perdido en tus raíces.
No quiero volver a hablar sino es para decirte que nos hemos
convertido en la mayor obra de arte.
¡Eres tan preciosa!
Tú eres tan preciosa.
Hay atardeceres que deberían pedirte derechos de autor.