viernes, 26 de noviembre de 2010

TERAPIA TERCERA.

 Desde un lejano lugar.


Pensamos que no nos equivocamos cuando creemos que hacemos lo correcto. Pero lo correcto a veces no lo es. Nos jugamos la vida cuando actuamos por vanidad, dándole protagonismo a una conciencia tan impulsiva que puede llegar a matar, como los animales. Y la muerte es silencio, es escapar de una mente de la que te has enamorado, una mente por la que darías la vida. Pero olvídalo, tú en esta historia ya estás muerto.

Maldecimos cualquier instante que haya ocasionado temerosas consecuencias. Amanecemos con el estómago revuelto por culpa de la incertidumbre, por culpa del vacío tan extremo que ha quedado impregnado en la memoria para siempre. Y quizás aprendemos la lección, porque después de buscar un sitio en su lugar, hoy al despertar, solo hay indiferencia.

Luchamos por volver, como nos dejaron volver en su momento. Pero la barrera esta vez se rompió, como quien estampa su cerebro ante el espejo, como quien se acribilla puñaladas en el pecho. Y vagamos en el olvido de su ser, observando su lugar desde un sucio cristal, muriéndonos de frío, aparentando la sonrisa para el mundo. Sin embargo, el límite, en esta ocasión, se sobrepasó.

Desaparecemos de una historia en la que siempre quisimos actuar. Anochecemos ante la ausencia de un aroma que empapó el aire eternamente. Porque la despedida es así, apagando una vista que no la vuelve a mirar, unas manos que nunca más la tocarán y un oído que se escapa con el adiós que le escucha pronunciar. Y naufragan las palabras, como quien naufraga en su mirada, poniéndole a este relato un punto y final. Porque la muerte es eso, es el silencio de no poderla respirar.

domingo, 14 de noviembre de 2010

TERAPIA SEGUNDA.

Cuando la amistad se romantiza, se pierde al amigo en busca
del  romance. 
Cuando el romance finaliza, se pierde a la persona en busca de
un nuevo amigo. 
"No esperes que te quieran, espera que te abracen"

Amistades peligrosas.

Desde que los pájaros empezaron a sangrar con miradas inquietantes que se deshacían en las madrugadas de un servidor, no habían vuelto a ver mis ojos tal espectáculo como anteriores desdichadas atracciones sensuales.  Se trata de recuerdos que vagan en la mente de uno tan lentamente que se facilita su circulación con sonrisas rutinarias dedicadas a  una femenina ajenidad.

El pánico de la incertidumbre invade el fondo del mar provocando mareas que inundan a uno, extremándole contra vientos procedentes de lugares que conoció en aquel crepúsculo matutino. Resisten los cimientos positivos de la vida que anduvimos desafiando cuando las promesas se alejaban del odio y crecían para siempre en una amistad que dejamos atrás.

Se enfrentaba uno al infinito de las fronteras transparentes que separaban débilmente caricias desgarradoras con abrazos espontáneos en condición de terapia amigable. Se consumía uno al derretirse contra los metales ardientes de los sueños que generosos ofrecían tu visión con su característica oscura nitidez.

Crece el escepticismo de evocar soluciones que no consideramos oportunas por el recelo que nace del consenso diferente de nuestras desorbitadas mentes. Uno siente que necesita la ambición que en ti puede proporcionar, solo uno. Se suma a la lista negra alguien que destroza la ilusión vertida de brillantes enterrados con el consiguiente de ser apaleados mientras uno se carboniza en el fuego de su realidad.

viernes, 5 de noviembre de 2010

NOSTÁLGICOS ANTECEDENTES.

"Cuanto menos se pestañee 
más frío será el mundo"




"La imaginación condiciona indiferencia a la vista"


Una fantasía sexual como otra cualquiera.

Tengo la responsabilidad de matar a mis amigos uno a uno, despacio. Hacerles sufrir hasta que caigan rendidos a mis pies, mientras les corto las extremidades superiores con tanta maldad que no aguanto y empiezo a reír.

Escuchar sus sordos aullidos y ver cómo se desangran con tanta rapidez me excita. Los mato porque me siento el rey del mundo, y aquí debo mandar yo.

Tengo la obligación de dispararles en los dientes y forzarles a que sonrían. No puedo evitar reírme de ellos, son feos, provocan náuseas y... ahora les exijo que se hagan sus necesidades encima. Perfecto, ahora encima huelen mal.

Los abofeteo con sus propios brazos que momentos antes les he amputado. "No te pegues, ¿por qué te pegas?" Para fulimnarlos practicaré la necrofilia con cada uno, lo grabaré en vídeo y me cegaré cada noche con mi obra maestra.

lunes, 1 de noviembre de 2010

RUTINAS ASCENDENTES.

 "Quien dictó las normas se olvidó de mandar asesinar a todos aquellos que nunca las incumplirían"


EL ENFADO.


- Hacía mucho tiempo que usted no venía por aquí.

- No he sentido esa necesidad, y sigo sin sentirla.

- ¿Entonces qué está haciendo aquí?

- Algo tengo que escribir.

- ¿Se encuentra bien?

- Nunca me he encontrado mejor.

- ¿Qué le ocurre?

- ¡Ya se lo he dicho! ¡Algo tengo que escribir!

- No me resulta convincente, ni su respuesta ni su escrito.

- Usted solo está aquí para preguntar, no para opinar.

- Y usted no sabe quién soy yo, ni qué es este lugar. Y pondría en duda si conoce su verdadera identidad.

- Sé quién no es, dónde no estoy y cuál no es mi nombre. ¿Y quiere que le diga algo más? ¡Es usted moreno!

- ¿Qué soy qué, ha dicho? Mire, haga el favor de irse y volver cuando esté más calmado.

- Un placer perderlo de vista.

- El placer es mío viéndolo marchar.