miércoles, 8 de junio de 2011

Rutinas ascendentes


El desnudo          

"A la memoria de héroes y villanos"                                                                                                

- ¡Hombre de Dios tape sus vergüenzas! ¿Por qué ha venido desnudo a hablar conmigo?

- ¿Qué tal está? Pues ya me ve, más libre que quien se desnuda en la enormidad no hay nadie. Le recomiendo que lo haga usted también. 

- ¡No pienso desnudarme! ¿Qué pretende conseguir?

- Demostrarle al mundo que hay que acabar con los prejuicios, la mentira y la superioridad.

- El mundo no está tan loco como lo está usted. ¡Debe de estar escandalizando a toda la ciudad!

- ¿Eso cree? Soy yo el que se escandaliza cuando los ve, tan serios, tan cuadriculados, tan marcianos.

- Entonces piensa que nos deberíamos desnudar todos, ¿no es así?

- Se creen muy importantes por llevar un traje. ¡Que se desnuden y muestren su lado más humano!

- Como los uniformes, las armas o el poder, que siempre imponen, ¿no es verdad?

- El mejor uniforme posible es el propio cuerpo humano. Las armas nuestra mente. El poder pertenece a la palabra.

- ¿Y quién debe gobernarnos? 

- Aquel que mejor resista el frío, el que al calentarse sea el último en prenderse. El que más sonría involuntariamente, el que no tenga miedo a llorar. Sin duda, el más humano.

- ¿Estamos preparados?

- Míreme, voy desnudo y nada tengo que esconder. Invito al mundo a deshacerse de sus prendas, estar todos en la misma condición y querernos por los ojos.

  - ¿Hacer uso de nuestros sentidos?

- Exacto. Potenciar los cinco sentidos. Sacarles el máximo rendimiento. Mirarnos, escucharnos, gustarnos, tocarnos, olernos. Eso es, oler la simple piel, y que no exista nada más allá del mejor aroma.

- Me quedo desnudo como usted. Buenas noches y hasta la próxima.

- Es un placer desnudarse ante usted. Un abrazo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario