lunes, 14 de marzo de 2011

RUTINAS ASCENDENTES

 El reflejo

 El espejo del alma, el alma en el espejo

- Fíjese usted que ya creía yo que no necesitaba más rutinas.

- Quizás las necesite más que nunca.

- Venga, desahóguese.

- ¿Qué quiere que le diga? No merece la pena ni abrir el pico, quiero decir, si le cuento lo que me pasa estaré siendo yo de nuevo.

- Usted siempre es usted.

- No me entiende, yo no quiero ser yo, he llegado al punto de no encontrarme en el espejo, de no reflejarse mi sombra al andar, de no ser nadie, o de ser uno más. Debo de haberme perdido.

- Dígame en qué piensa.

- No pienso, porque me muero.

- ¿Y por quién se muere? 

 - Me muero por la piel, por el alma, por los suspiros, por la eternidad. Allí abajo no paran de reprocharme que los locos no tienen sentimientos, que no saben amar. Y yo  estoy cansado de explicarlo, que no estoy loco, solo perdido.

- En cambio yo pienso que los locos son los que más sienten. ¿De dónde sale la melancolía sino? De la misma locura amigo, téngalo en cuenta. 

- Ya no hay terapias que sirvan, se acabó la magia que exploté de los recuerdos que guarda mi olfato de un perfume que ahora huele a lejanía.

 - Así que los pájaros de los que habla en sus antecedentes son los que están en la cabeza de usted, ¿no es así? Como lechuzas perfumadas sobrevolando la musa de sus terapias. 

- Pues la musa se exprimió, como se exprime la cordura en mi mente.  Por eso no pienso, porque me exprimo. Porque me exprimo…

- Esto no es más que un espejo, su propio reflejo. Mientras los demás solo se ven en el cristal, usted es capaz de hablar con su retrato, de mantener conversaciones con su otro yo. Es usted el hombre más afortunado de la Tierra. Loco y afortunado, ¿para qué quiere más?

- Quiero ese perfume, y le juro que no dejaré de visitarle hasta que no lo encuentre, sea cual sea el olor que estoy buscando. Me quedo con el consuelo de que después de estas rutinas creo estar más cerca de la esencia de mi vida, del aroma del amor.

- Y yo que creía que locos cursis no existían.

- No se ría de mí.

- Los reflejos no ríen cuando les viene en gana.

- Buenas noches y gracias por todo.

- A usted por su visita. Cuídese amigo.

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