lunes, 17 de enero de 2011

TERAPIA QUINTA


Mi amiga Forrest Gump



Si no he llorado en estos días es porque no sé dónde escondo las lágrimas que no hablan de ti. Y si lo estoy haciendo ahora es quizás porque otra ocupó tu lugar. Por eso, hoy, cuando una imagen tuya recorrió mi vista de chino mandarín, he odiado tanto ese instante que me he puesto a escribir.

Las palabras no se conducen en silencio, y Forrest Gump ha decidido entrar por mis oídos de diminuto roedor en forma de banda sonora. Tal vez sean tiempos de sueños que se cumplen, incluso aunque los cuentes, pero estoy ciego, tan ciego que incluso no veo la luz clara que tanto llegué a creer alcanzar. No me gusta que todo sea como siempre, que no haya variedad, que olvidemos el pasado que nos hizo cambiar.

Si no he soñado en estos días es porque ya no sé si quiero soñar. Y si lo estoy haciendo ahora es quizás porque un daiquirí de madrugada me enseñó que con los sueños es mejor inventar. Por eso, hoy, cuando he dibujado una sonrisa con mi boca de piñón piñonero al oír hablar de ti, he ansiado tanto estar en ninguna parte que hubiera estado en cualquier lugar.

La luz está apagada y me imagino a Forrest corriendo sin mirar atrás. Cuánto nos parecemos señor Gump, pienso. Si yo hubiera echado un vistazo al pasado, la vista adelante no auguraría un mal final. Tal vez es el perfume que no sé a dónde voló, o yo volé, buscando con mi nariz de perro labrador ese olor tan personal del que no me enamoré, tan simple como que solo era necesario para sonreír.

Si no he vivido en estos días es porque ya no queda nada para sentir. Y si estoy sintiendo ahora es, quizás, porque Forrest Gump observó a su novia marcharse de este mundo por enfermedad. Tal vez pronto deje de escribir desde un lejano lugar y todo vuelva a esa normalidad que tanto te gusta nombrar. Pero las enfermedades siempre están ahí, y a veces no se pueden superar. Yo he dejado de correr y con mis dedos de pequeña humanidad toco una imagen que añoro como un loco sideral. 

Ahora me voy a soñar, pues esta enfermedad no tiene cura, y si me dan a elegir, por favor, que esta vez no sea crónica, sino mortal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario