domingo, 12 de diciembre de 2010

RUTINAS ASCENDENTES

La soledad
" Solo el que está solo, sabe realmente lo que es estar solo"




- Haga el favor de pasar, no se quede ahí plantado como un pasmarote. 

- Usted sabía que volvería, ¿no es así?

- Sí hijo, mi deber era saberlo.

- Lo siento, nunca debí enfurecerme. Espero que no sea tarde para que acepte mis disculpas.

- Descuide amigo, vuelve a ser bienvenido. ¿Qué le pasa por la cabeza?

- Escalofríos, imágenes horribles, gente que no para de gritar. Ruido, un ruido que retumba en mi cabeza y me impide pensar.

- ¿Se ve a usted mismo en esas imágenes?

- Sí, claro que sí. Estoy solo, muy solo. Yo, en un portal, encogido, y balanceándome sobre mí mismo. 

- ¿Por qué nadie va a hacerle compañía?

- Tienen miedo de acercarse a mí, miedo de que les haga daño.

- Tienen miedo de usted, en cambio se gritan entre ellos. ¿Por qué lo hacen?

- Prefieren ser heridos por desconocidos. Ellos prefieren morir en manos enemigas que en mis propias manos.

- ¿Pero usted piensa en hacerles daño?

- No, nunca lo haría. Pero uno debe explotar por alguna parte, uno no debe reprimirse jamás, uno debe hacer frente a lo que le fascina.

- Los límites de la realidad ya están establecidos, haga el favor de no intentar quebrantarlos.

- La nostalgia consiste en el aroma respirado. Y, o yo tengo un olfato muy desarrollado, o es cierto que estoy ahí, en un portal muriéndome de frío.

- Pues respire, respire ante el espejo y se dará cuenta de si realmente está o no está solo. Cuando uno se ve reflejado, es capaz de ver a toda la gente que le rodea detrás de sí mismo. Pruébelo, pruébelo y saldrá de dudas.

- Imagino que aún debo seguir con las terapias, ¿verdad?

- Deje que todo fluya, todo camino lleva a algún lugar.

- Buenas noches y hasta pronto, hasta muy pronto.

- Hasta otra, amigo, de nuevo vuelve a ser un placer.

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