Martes 13: No te lo toques que no crece
Me gustan tanto las coincidencias que hay veces incluso que
soy yo quien las hace coincidir. Pero os juro que pese a ser martes y 13, no he
tenido nada que ver.
Estos días en los que la muchedumbre se alborota, sale a
relucir tu síndrome de "dar por culo” (siempre metafórico a no ser que lo
consideremos un oficio) y te da por llevar siempre la contraria: “Pues yo, en
cambio, hoy estoy teniendo un día genial”. Mientes, pero aunque todavía sean las nueve de la
mañana, sabes que no hay que ir de quejica empedernido por la vida.
Y paseas tranquilamente por las aceras mientras a tu
alrededor la gente tropieza entre ella, cae por alcantarillas o sale despedida
al ser embestida por aves rapaces que llegan tarde a la oficina. En una de esas
se te pasa por la cabeza el peligro mortal que sufre uno al masturbarse un
martes y 13.
No es tiempo para canibalismos suicidas ni momento para
lamentos bolivianos. En estos días inciertos en que vivir es un arte, eres presa
de un nerviosismo paranoico. Por tanto, amigo, trata de comprender a tu
organismo si no corresponde con su hábitat natural. Aunque a mí, sinceramente,
la angustia por la incertidumbre no me gusta. Eso sí, cuando la mala suerte
llama a tu puerta, es el momento de arriesgar. Yo lo hice y he salido ganando pese a estar ahora en el
hospital.
Los médicos no saben decirme qué me pasa, pero sufro un
ataque de anarquía en el corazón por amar a tumba abierta. He comprendido que
el amor, no por mucho tocarlo, aumenta en crecimiento.
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