martes, 3 de julio de 2018


LA CHICA QUE CANTA EN EL CORO DE LA IGLESIA

No dudes.
Salta y no preguntes.
Deja que el viento te trate como un pájaro y planea sobre el cielo azul.
Y píntalo de colores.
Ponte un vestidode verano o levántate la falda.
Besa bajo la lluvia.
Bailemos pegados el Wonderfull tonight de Eric Clapton.
Cenemos en un vegetariano y háblame sobre el maltrato animal, el no a las drogas, reciclar y que el mundo siga girando sin frenos.
Tener sexo seguro borrachos de amor y hasta arriba de endorfinas.
Música celestial y bienvenidos al paraíso.
Aullemos a la luna, lobo hombre en París y saciar la sed con tu saliva.
Regálame más despertares, cocinemos cosas con Nutella y bebamos en los bares el amor correspondiente a contarnos todo tipo de detalles.
¡Eres tan preciosa!
Canta.
Canta conmigo en el coche, elige la canción que más te guste y acuérdate de mí cada día que la escuches.
El rock de los sesenta ya hablaba sobre ti.
No lo dudes.
Salta y no preguntes.
Deja que me escurra y absorba tus mil heridas.
Tus cicatrices también serán las mías.
Yo me inclino sobre ti, saboreo la piel de un ave y gritas que no hay nadie más aquí, en el mundo, que solo somos tú y yo, y mi lengua se ha perdido en tus raíces.
No quiero volver a hablar sino es para decirte que nos hemos convertido en la mayor obra de arte.
¡Eres tan preciosa!
Tú eres tan preciosa.
Hay atardeceres que deberían pedirte derechos de autor.