lunes, 20 de junio de 2011

TERAPIA UNDÉCIMA

APODÍCTICO


"En algún preciso momento acabamos necesitando ese aire que no nos deja respirar. Enhorabuena, está usted enamorado"


No es la vida lo que nos une, ni la felicidad del momento; quizá sea la tristeza, o la soledad. Estamos en ninguna parte y en cualquier lugar, rodeados de gente siempre que la desesperación nos angustia.

Te quiero lejos, te odio si no te veo, necesito aire, aire que no me deje respirar. Te pido silencio, y que hables fuerte, que me estallen los tímpanos hasta que no te pueda ver. Y de nuevo te odio, pero te quiero, por la distancia que nos separa.

Te perfumas los labios mientras te beso el cuello. Tú cierras los ojos y yo te tapo los oídos. Somos iguales y estamos tan distantes que no tenemos nada que ver. Si sonrío me despierto y si quiero llorar me acuesto contigo.

Ocupas todas las frases de este ente, palabras inertes que suenan en la desesperación. Y me angustio. No te veo, y te odio, pero no te siento, y creo que te quiero. Grito fuerte, como cuando tú me suplicabas explorar, pero no me escuchas.

Es mi culpa, siempre es mi culpa, al menos abre los ojos y léeme la mirada. Una mirada perdida, en ninguna parte, en cualquier lugar.

4 comentarios:

  1. Muy bueno, Mario. Gracias por ir publicando.

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  2. Gracias a ti Ignacio. Un placer que me leas

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  3. Y de nuevo te odio, pero te quiero, por la distancia que nos separa.

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  4. Yo soy mucho de odiar, porque cuanto más odio más quiero.

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