Los superhéroes
"Allí estaba la experiencia, preparada para ser escuchada por aquellos"
-¡Qué agradable sorpresa! Pase, pase, no le voy a negar la entrada el día de su aniversario; por mucho que la madrugada cante por tercera vez.
-Perdone la interrupción, pero sí, son ocho meses los que han pasado desde aquellas primeras rutinas, las nostálgicas terapias y aquellos depravados antecedentes.
-¿Y qué tal? ¿Se siente mejor?
-Ocho meses no es nada, dos años y cinco meses es más, y 56 años ya ni le cuento.
-¿A qué vienen esas cifras?
-A las circunstancias de la vida.
-Pero, ¿de qué vida?
-Bah, yo que sé. La de algún superhéroe supongo, como Superman, Flash, Robin o el capitán América.
-¿Qué? Usted me está hablando de superhéroes muertos.
-Exacto, todos y cada uno de ellos.
-Le pido que no se trastorne el día de su aniversario. ¿No va a pedir ningún deseo?
-Claro que lo voy a pedir, ya que me lo concede. Deseo que el abuelito se ponga bueno, y que siga adelante.
-Le he pedido que no se trastorne. Le recuerdo que usted no tiene abuelito.
-Ya lo sé, no soy idiota. Hablo del abuelito de un amiguito, que está pachucho y débil.
-Ojalá le puedan otorgar ese deseo, que para superhéroes muertos no ganamos.
-Yo tengo nombre de videojuego y no me quejo, por muchas vidas que me quiten siempre puedo reiniciar.
-En la vida real, si reinicias, quizás no te vuelvas a encender.
-Somos actores de nuestra propia metaficción. Todo el día buscando al protagonista principal y usted me dice que esto no es un videojuego. Voy a darle al pause, necesito pensar.
-Vaya usted con Dios.
-Y usted con Super Saiyan.
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