EL
DÍA DEL ATAQUE
Resuenan
las bombas en Alepo. ¡Boom! ¡Bam! Piernas y brazos se desprenden de
sus cuerpos y se gangrenan en la más mísera soledad. ¡Mutilados!
¡Mutilados! Otra vez el eco ensordecedor del día a día en la otra
parte del mundo.
Me
siento desbordado por el desorden de la vida. No encuentro ayuda ni
en los libros ni en los litros de cerveza que escampo por la
habitación con más pena que gloria. ¡Bam! ¡Boom! Otra vez ese
maldito ruido que ultraja el bienestar. Madrugada de hielo y el mundo
se congela. ¡Boom!
¡Bam! Como si de la nada se tratase
resuenan los tambores de la guerra.
Extenuado,
busco el desayuno por entre las botellas vacías de cerveza. El
aliento me sabe a sangre. Desangro mi voz a gritos. ¿A quién
demonios le importa que yo me vuelva loco si el mundo se está
muriendo?
Gastón,
mi compañero de piso, entra en mi habitación asustado:
_
Mario, ¿qué coño te pasa? Joder, voy a llamar a una ambulancia.
_
¡No necesito una ambulancia! ¡Todo se va a la mierda! ¡A la
mierda!
¡Boom!
¡Bam!
Vamos
al comedor. Gastón enciende el televisor. Alepo en primera plana.
_
Son todos unos hijos de puta – dice mi compañero.
_
O de puto – le contesto.
Revolotean
decenas de gorriones sirios sacudiendo alegres sus inocentes alas,
esperanzadores. Escopeta al aire y estallido desgarrador. La muerte
os espera valientes gorriones, piad mientras podáis. ¡Ama, gorrión,
ama como si no hubiera mañana!
La
música celestial mantiene vivo el último aliento. Dos gorriones
enamorados se despiden entre lágrimas de acero. ¡Mutilados!
¡Mutilados!
_
Te pío mucho. Te pío como nunca he piado a nadie más.
_
Yo también te pío mucho, y siempre te piaré.
Sentado
en el sofá me siento inútil, mantengo la compostura de quien no
tiene nada que perder y aun así acabo perdiendo. La
vida es eso que pasa mientras el mundo explota y la cerveza se
consume. Y me ahogo. ¡A
la mierda!
Alepo
se encuentra a 4500 kilómetros de Valencia. Otra bomba ha explotado
llevándose tras de sí la alegría de cientos de personas. Pronto
amanecerá en Siria.
_
Gastón, amigo, prepara café, el olor a muerto aún tardará en
llegar.
Mario
Miret (ocurrido en marzo 2014)
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