martes, 1 de mayo de 2012

Historias de diminutos y gigantes (XIV)


DESMAYO



 
- ¡Por favor! ¡Que alguien me ayude! ¡Socorro, un médico!

Me levanté rápido de la silla dejando el “ginto” a medias y me acerqué a la mesa de donde provenían los gritos.

- ¿Roberto? ¿Qué haces tú aquí? ¿A qué vienen esos chillidos?
- Toni, ahora no es momento de preguntas. A Andrea le ha dado un patatús.
- ¿Andrea? ¿Mi Andrea? ¿Qué narices haces tú con ella? Maldito lechuzo, aparta de ahí, voy a hacerle el boca a boca a mi novia.
- Ni te acerques Toni, ella no es tu novia. ¡Y deja de llamarme lechuzo o acabo contigo!
- Bueno está bien, no es mi novia, pero existe un vínculo entre nosotros, uno de esos que tiene como ley no escrita poder hacerle el boca a boca cuando se me antoje.
- Deja de decir tonterías, Toni. Estoy preocupado. Estábamos besándonos cuando de repente, al meterle mano, se ha desmayado.
- Ya sabía yo que con esas grúas que tienes como brazos acabarías algún día haciendo daño a alguien.
- A quien voy a hacer daño es a ti como no cierres esa bocaza que tienes.
- De verdad Roberto, ¿cómo has podido? Sabes de sobra lo que siento por Andrea.
- ¿Qué mierdas vas a sentir tú? ¡Siempre estás igual!
- Era el amor de mi vida. Nunca había sentido nada igual, lechuzo.
 -Un día te mataré Toni, lo juro…
- Tssss, cierra el pico Roberto y mira eso.

A nuestra derecha continuaba desmayada Andrea y una hilera de unos veinte hombres formaban una larga cola para hacerle el boca a boca.

- Esta chica ya no sabe qué hacer para que los hombres se le echen encima. Jodido Roberto, eres un maldito lechuzo. A ti también te la ha pegado.
- Yo la quería Toni.
- Claro Roberto, todos, tarde o temprano, acabamos queriéndola. Vamos a la barra del bar, que vas a invitarme a un “ginto”.

Llamé a Marco, el camarero, pero quien apareció detrás de la barra fue su hija Laura.

- ¿Qué desean beber, caballeros?
- Cualquier cosa que contenga tu saliva, nena.

Laura echó a reír ondeando su melena de un lado a otro y enseñando sin descaro sus encantos.  ¡Qué mujer! Era sin duda el amor de mi vida, nunca había sentido nada igual.

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