Yo nunca quise irme.
Ángel, María y yo bebemos. Dos horas
antes los he reunido en el Rocafull para darles la mala noticia. Esto
se acaba, chicos. ¿Que por qué? La vida sigue, supongo. Solo sé
que es el final. No hay que darle más vueltas. La cara de Ángel es
un poema, aunque yo los he escrito mejores. María sonríe, pega un
trajo. ¿Y ahora qué? Pues ya no somos un grupo, ahora solo somos
amigos. Compañeros, compañeros me gusta más que amigos.
_ Tú siempre mostrándote tan
distante, Mario – comenta Ángel.
María dibuja en una servilleta. Tomad,
nos dice, esto es lo último que ilustro para vosotros. Y se ve una
guitarra abrazando a un pincel dentro de un libro abierto. Todavía
guardo esa servilleta. Me recuerda que a veces el tiempo se mantiene
constante, como si nada hubiera cambiado.
_ En fin, imagino que haremos una
actuación de despedida – dice Ángel con resignación.
Levanto mi cerveza.
_ Nos lo debemos – y brindamos.
Y en ese brindis hay implícito el
sabor amargo del adiós. Todo acaba. Ángel se centrará en su
trabajo, coincidiremos por casualidad y yo le reprocharé que nunca
tuviese las suficientes agallas. Él me entenderá. Sabrá que tengo
razón. María volverá a pintar en su pueblo, seguirá con su novio
y yo me preguntaré por qué nunca volvió a pasar nada entre
nosotros. Yo no lo entenderé. Ella, seguramente, sí.
_ Yo nunca quise irme – digo a modo
de juego. Y los tres bebemos. - Pero sé que debemos irnos.
María coge el tren y se marcha. Adiós.
Buen viaje. Escríbeme de vez en cuando. Ángel se sube al coche y
hace lo mismo. No corras. Buena suerte. Algún café nos tomaremos.
Yo cambio de bar y voy a La Salamandra.
Me bebo una más.
_ ¿Cómo te ha ido? - me preguntan los
clientes borrachos.
_ Me he quitado un peso de encima –
les contesto.
_ ¿Y ahora qué?
_ Ahora la vida.
Suena música country. Los borrachos
levantan la cabeza y se ponen a bailar. El mundo agoniza ahí fuera,
pero hoy no debemos preocuparnos.
Luego entro en casa tropezando con el
aire. Me acuesto. Entro en el Instagram y veo una foto de la chica
que me gusta.
Me pongo a sonreír hasta que me quedo
dormido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario