"Quien dictó las normas se olvidó de mandar asesinar a todos aquellos que nunca las incumplirían"
EL ENFADO.
- Hacía mucho tiempo que usted no venía por aquí.
- No he sentido esa necesidad, y sigo sin sentirla.
- ¿Entonces qué está haciendo aquí?
- Algo tengo que escribir.
- ¿Se encuentra bien?
- Nunca me he encontrado mejor.
- ¿Qué le ocurre?
- ¡Ya se lo he dicho! ¡Algo tengo que escribir!
- No me resulta convincente, ni su respuesta ni su escrito.
- Usted solo está aquí para preguntar, no para opinar.
- Y usted no sabe quién soy yo, ni qué es este lugar. Y pondría en duda si conoce su verdadera identidad.
- Sé quién no es, dónde no estoy y cuál no es mi nombre. ¿Y quiere que le diga algo más? ¡Es usted moreno!
- ¿Qué soy qué, ha dicho? Mire, haga el favor de irse y volver cuando esté más calmado.
- Un placer perderlo de vista.
- El placer es mío viéndolo marchar.
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